Hacía doce años que en Ontinyent no se hacía una feria del libro, los responsables políticos –reflejo de la sociedad de nuestra ciudad- nunca pensaron que la cultura fuese algo que interesase especialmente a sus ciudadanos. En la época de bonanza, molaba mucho más gastar todo lo necesario en financiar museos textiles, cenas del sector textil, actos de fiestas, exposiciones de fiestas, álbumes de fiestas, cenas de fiestas… que desviar algún dinero a organizar un evento cultural decente. No digo que no esté bien apoyar al inmenso elenco de fiestas que se dan en la capital de La Vall, al fin y al cabo eso también es cultura, pero siempre me mortificó un poco que todo el mundo le diese tan poca importancia a las artes creativas.
Sin embargo, el titánico esfuerzo que se ha realizado para llevar adelante La festa del llibre no solo ha servido para devolver a las artes al lugar que se merecían, sino de demostrar que la antigua mentalidad –arcaica y corta de miras- estaba más que equivocada. Porque la fiesta no fue solo del libro, sino de las artes en general –especialmente de las narrativas- y la respuesta de la gente demostró que la cultura creativa tiene una aceptación inmensa en Ontinyent.
Sería una injusticia no reconocer que esto no hubiese salido tan bien si no es por Ediciones Babylon, se merecen esta línea de publicidad gratuita y algo más, y la ilusión que le pusieron al tema. Porque la cosa no pudo empezar mejor, con la charla que dieron un elenco increíble de actores de doblaje liderados por el grandísimo Pepe Mediavilla –la voz de Gandalf, decíamos muchos cuando lo vimos llegar a la Multiusos-, que recibieron un homenaje al que respondieron con su simpatía y un cariño sorprendente. Al día siguiente, no solo estaban ellos allí, un grupo de ilustradores y dibujantes de primera realizaban ilustraciones en directo y firmaban sus obras. Por si los que lean esto no están muy puestos en el tema, hablamos de artistas como Marta Nael o Dibujante Nocturno, que venden a lo bestia por todo el mundo mientras aquí en España son conocidos solo por aquellos etiquetados de frikis. Nadie es profeta en su propia tierra y menos si eres artista en España. En medio de todo aquello, varias mesas con escritores y poetas de la Vall d´Albaida hacíamos lo que podíamos para estar a la altura de tan imponente elenco de trabajadores del arte.
Si a todo esto le sumamos los recitales poéticos, los cuentacuentos, las danzas, etc. Podemos comprender que la Festa del llibre fuese un éxito, especialmente el sábado por la tarde, con tanta gente que incluso caminar se hacía difícil. Con todo esto, Ontinyent mandó un mensaje a muchos que no creían que esto fuese posible: Nos importa la cultura, nos apasionan las historias, nos interesan sus creadores… y así, aquello que una vez nos pareció imposible a muchos, se convirtió en realidad. Espero que en un futuro, cuando las cosas vayan bien o cuando ya no esté ahí ese maravilloso equipo de frikis con espíritu de acero que han organizado esta primera edición, a nadie se le olvide que la cultura creativa es bien acogida en nuestra ciudad y que no vuelva a ser relegada a una oscura mazmorra, en la que se abandonan todas esas buenas iniciativas de las que nadie se preocupa porque no son una tradición.